Hoy perdí el ímpetu en los anaqueles de la desesperación contemporánea,
y entre esto la necesidad de respirar,
conteniendo la fuerza de un grito constreñida en un sutil respiro.
Tus pestañas azotan las puertas y ventanas,
ya no se puede ver a través de la espesura,
ya no se puede sentir en esta niebla.
Tu pestañar retumba en mi conciencia,
cada abrir me da aire,
cada cerrar oscuridad.
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